11 de junio de 2025

Evangelio


Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.
Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
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Primera Lectura


Les aseguro, por la fidelidad de Dios, que nuestro lenguaje con ustedes no es hoy "sí", y mañana "no".
Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, el que nosotros hemos anunciado entre ustedes -tanto Silvano y Timoteo, como yo mismo- no fue "sí" y "no", sino solamente "sí".
En efecto, todas las promesas de Dios encuentran su "sí" en Jesús, de manera que por él decimos "Amén" a Dios, para gloria suya.
Y es Dios el que nos reconforta en Cristo, a nosotros y a ustedes; el que nos ha ungido,
el que también nos ha marcado con su sello y ha puesto en nuestros corazones las primicias del Espíritu.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
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Salmo


Tus prescripciones son admirables:
por eso las observo.
La explicación de tu palabra ilumina
y da inteligencia al ignorante.

Abro mi boca y aspiro hondamente,
porque anhelo tus mandamientos.
Vuelve tu rostro y ten piedad de mí;
es justo que lo hagas con los que aman tu Nombre.

Afirma mis pasos conforme a tu palabra,
para que no me domine la maldad.
Que brille sobre mí la luz de tu rostro,
y enséñame tus preceptos.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
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Comentario


“Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo” (Mt 5,16). ¿Cómo no reconocer la presencia de Dios donde aparece una auténtica virtud? Ella no existe sin Dios y no obtiene lo que pertenece a Dios sin ser fortificada por el Espíritu creador.

El Señor dijo sus discípulos: “El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer” (Jn 15,5). Quiere decir que el que hace el bien tiene de Dios la realización de su obra y el inicio de su deseo. Por eso el Apóstol sin cesar exhorta a los creyentes con estas palabras: “Trabajen por su salvación con temor y temblor… Porque Dios es el que produce en ustedes el querer y el hacer, conforme a su designio de amor” (Flp 2,12-13). He aquí lo que puede inspirar a los cristianos el temor de estar privados de la gracia y abandonados a su debilidad natural, para poder realizar las buenas obras. (…)

A los que el Señor dice “El Reino de Dios está dentro de ustedes” (Lc 17,21), sólo obran por el Espíritu del que los conduce con su voluntad. Sabiendo mis hermanos que “Dios es amor” (1Jn 4,16), él, que es “todo en todos” (1 Cor 12,6), busquen la caridad a fin que todos los creyentes se unan en un mismo sentimiento de puro amor.


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